"La Libertad guiando al pueblo"

"La Libertad guiando al pueblo"
Este famoso lienzo de Delacroix refleja el concepto fundamental del Manual Popular de Derechos Humanos: los derechos no son elaboraciones de los juristas y filósofos ni concesiones graciosas de los poderosos de turno, sino el resultado de las luchas populares en distintos lugares y épocas. Con razón un gran luchador americano, Augusto Sandino, afirmaba: "A la Libertad no se la conquista con flores". Esta Libertad combativa y de barricada, con los pechos sucios de polvo y sangre de las refriegas callejeras, flanqueada por un chico de la calle con armas en ambas manos, y pasando por encima de los cadáveres de los represores abatidos por el pueblo, expresa de manera insuperable dicha idea.

JORGE JULIO LOPEZ

MANUAL POPULAR DE DERECHOS HUMANOS

Los derechos humanos –dice el autor- son “la máxima conquista de la conciencia jurídica de la Humanidad”. Pero no son adquisiciones de una conciencia abstracta, sino el fruto de las luchas populares en distintas épocas y países. “Debajo de cada derecho corrieron –y corren- ríos de sangre”. Aunque tan costosos, estos logros son también enormemente frágiles. De allí que sea necesario trabajar constantemente a favor de una verdadera “cultura de los Derechos Humanos” y en contra del autoritarismo y la opresión.
En un lenguaje sencillo y sin eufemismos, Garin expone de manera sintética los fundamentos teóricos de los derechos humanos, su significado y contenidos, sus orígenes históricos, su evolución en el mundo y en Argentina, su recepción en las constituciones y en los tratados, y los mecanismos de protección jurídica, de manera de hacer que el Derecho –instrumento de dominación de clase- se convierta en una “herramienta de liberación” al servicio de los pueblos.
Abordando problemáticas actuales y controvertidas como la cuestión de la seguridad y la lucha contra el delito, el mundo de las cárceles, el sistema penal en general, la criminalización de la pobreza, la defensa del medio ambiente, el genocidio aborigen, las consecuencias del terrorismo de Estado, Garin pone en evidencia la estrecha vinculación de todas las formas de autoritarismo y los sofismas empleados para atentar contra los derechos humanos o desconocerlos.
Este manual es “popular” en un doble sentido. Lo es porque no está dirigido a juristas o profesores, sino a la gente común: al estudiante, al militante social y político, a la mujer u hombre solidarios. Y lo es también porque no intenta presentarse desde una presunta neutralidad académica sino desde una clara opción militante a favor de los pobres, los desposeídos, los aborígenes, las minorías oprimidas o discriminadas, sin evitar el posicionamiento político, aunque resulte controversial.
Esta obra tiene el interés adicional de que se encuentra respaldada por la experiencia del autor en veintidós años como abogado de derechos humanos, en decenas de conflictos sociales en que intervino, y en centenares de charlas, conferencias y debates que Garin organizó o brindó para difundir socialmente la “cultura de los derechos humanos”.

abuelas

abuelas
El autor con Estela de Carlotto

CONTENIDO DEL MANUAL

PRIMERA PARTE: ¿QUÉ SON Y DE DÓNDE VIENEN LOS DERECHOS HUMANOS?
1) ¿Por qué necesitamos aprender y enseñar los Derechos Humanos?
2) El doble papel del derecho
3) ¿Qué queremos decir cuando hablamos de Derechos Humanos?
4) ¿De dónde viene la noción de los Derechos Humanos?
5) Los Derechos Humanos como limitación estatal
6) Las teorías políticas modernas: contractualismo, gobierno limitado, división de poderes, soberanía del pueblo.
7) Cuando los yanquis todavía eran buenos: la Independencia Norteamericana.
8) La Revolución Francesa y la primera Declaración de Derechos.
9) Para qué sirve una Constitución.
10) Conflictos de valores: ¿derechos o deberes? ¿libertad o igualdad? El nacimiento del socialismo y la lucha por la igualdad real.
11) El problema de la propiedad.
12) El constitucionalismo social y los derechos económicos, sociales y culturales.
13) La internacionalización de los derechos humanos, los crímenes internacionales y los derechos de tercera generación
14) Breve esquema de los derechos humanos
15) Obstáculos a la vigencia de los derechos humanos: la hipocresía jurídica y el cinismo de los grandes poderes.

SEGUNDA PARTE: LOS DERECHOS HUMANOS EN NUESTRA HISTORIA
1)Las violaciones de derechos en la historia.
2)El peligro del negacionismo y la importancia de la Memoria.
3)Un homenaje a Manuel Belgrano y Mariano Moreno.
4) Antecedentes constitucionales:
5) La Constitución de 1853 y las violaciones de derechos bajo la oligarquía.
6) El constitucionalismo social: la Constitución de 1949
7) Las dictaduras militares, la resistencia peronista, la Doctrina de Seguridad Nacional y el terrorismo de Estado.
8)Los defensores de los derechos humanos hacen frente al horror.
9) El Nunca Más y el Juicio a las Juntas
10)Las leyes y decretos de impunidad
11) La Constitución de 1994
12)Derogación y anulación de las leyes de impunidad, juicios por la verdad y reanudación de los juicios a represores.
13)Violaciones de derechos en democracia.
14)El gobierno de Kirchner y los Derechos Humanos como política de Estado.

PARTE TERCERA
DERECHOS INDIVIDUALES Y CONSTITUCIÓN. SEGURIDAD Y DERECHOS HUMANOS. DELITOS Y PENAS

1)La Constitución recoge las tres generaciones de derechos.
2)La Constitución es un sistema armónico de libertad, igualdad y dignidad para garantizar el respeto a los derechos humanos.
3)Derechos expresos e implícitos. El principio de reserva como reafirmación tajante de nuestra libertad.
4)La reglamentación de los derechos.
5) Breve repaso de las normas constitucionales.
6) Reivindicación de la Constitución de 1853.
7) Un debate permanentemente actualizado: “¿Derechos humanos versus seguridad?”
8) Qué son las penas, su justificación y por qué no pueden resolver por sí solas la delincuencia social.
9) Los derechos del individuo en el proceso penal
10) Derechos de las víctimas
11) El mundo de las cárceles
12) La tortura
13) La pena de muerte.
14)Criminalización del conflicto social versus integración
15) La criminalización de la pobreza es una expresión del odio de clase.

CUARTA PARTE: LOS DERECHOS HUMANOS EN NUESTRA CONSTITUCIÓN: DERECHOS SOCIALES Y NUEVOS DERECHOS.
1)La Constitución social de 1949.
2)La “reforma” de 1957 y el artículo 14 bis.
3)El desempleo, la flexibilización, la marginación y el rol dignificador de las organizaciones sociales.
4)La reforma de 1994.
5) El derecho a un ambiente sano.
6) Derechos de usuarios y consumidores.
7) Nuevas normas sobre derechos políticos y participación popular.
8) Garantías de los derechos: amparo, habeas corpus y habeas data.
9)Otras normas protectoras de derechos. Las normas internacionales.

QUINTA PARTE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL DERECHO INTERNACIONAL:
1)Un homenaje a Alberdi. .
2)Qué es y para que sirve el derecho internacional de los derechos humanos.
3) La evolución internacional: las Naciones Unidas.
4) La Organización de los Estados Americanos.
5)La protección de los Derechos Humanos en el Derecho Internacional.
6) El Derecho Penal Internacional.
7) El despertar de la conciencia jurídica internacional.
8)El derecho a un ambiente sano como problema global con incidencia en el futuro de la Humanidad.

CONCLUSIÓN: ENEMIGOS INTERIORES DE LOS DERECHOS HUMANOS

miércoles, 19 de diciembre de 2012

DERECHOS HUMANOS EN EL CORAZÓN DEL PUEBLO.

Ar´ticulo escrito por Javier Garin para la revista "Presente" de la Secretaría de DDHH de la Provincia de Buenos Aires En las charlas de formación que brindo en todo el país suelo remarcar el cambio extraordinario que se produjo a partir del 2003 en la conciencia política y social en torno a la importancia de los Derechos Humanos. Con anterioridad, los militantes de DDHH trabajábamos al margen del Estado, e incluso en su contra. Era el Estado quien vulneraba derechos o amparaba vulneraciones, aseguraba la impunidad de los represores e ignoraba las demandas de los organismos. A partir de la asunción de los DDHH como política de Estado por Kirchner, la situación varió diametralmente. No sólo porque comenzaron los postergados juicios contra los genocidas, sino tambien porque los diferentes estamentos del Estado asumieron la temática, creando agencias específicas en provincias y municipios, incorporando sus contenidos en la formación de alumnos, docentes, agentes administrativos, etc. En Misiones el área llegó a tener rango de Ministerio. Militantes y referentes pasaron a cumplir funciones en el Estado aportando una visión y una sensibilidad propias: tal el caso del compañero Guido Carlotto y su equipo en Provincia de Buenos Aires. Ello es motivo de orgullo para quienes, habiendo vivido épocas de indiferencia u hostilidad, consideramos un privilegio ser parte del actual proceso histórico. En un país sometido durante décadas a poderes extranjeros, la actitud autodenigratoria (fomentada desde los medios de comunicación) forma parte de una arraigada colonización mental. Para los "argentinos vergonzantes" que creen que todo lo argentino es despreciable y todo lo bueno se encuentra afuera, resultaría difícil admitir que seamos ejemplo mundial y motivo de admiración. Y sin embargo lo somos, precisamente en materia de derechos humanos. Nuestros logros en la búsqueda de Verdad y Justicia en crímenes de lesa humanidad son reconocidos internacionalmente. Somos el único país que ha consagrado por sí mismo el fin de la impunidad mediante juicios ejemplares a los autores de un genocidio interno. Esto nunca sucedió. Los juicios por delitos de lesa humanidad fueron históricamente el resultado de una acción exterior. Nüremberg y Tokio, con todos sus méritos, no dejaron de ser tribunales de los vencedores de una contienda militar (nadie juzgó a Harry Truman por arrojar bombas atómicas sobre poblaciones civiles). Las atrocidades cometidas en Ruanda o en la ex Yugoslavia fueron juzgadas por tribunales internacionales ad hoc. Ni Brasil, ni Uruguay, ni Chile, ni ninguno de los países latinoamericanos en que florecieron dictaduras asesinas, pudieron juzgar a los represores, y ni siquiera lo intentaron. Nelson Mandela, a quien se suele venerar en todas las latitudes, no concretó un solo juzgamiento a criminales de lesa humanidad sudafricanos. España se niega a revisar los crímenes franquistas. Sólo Argentina juzgó a los terroristas de Estado sin imposición externa. Y esto no fue mérito exclusivo de un Gobierno sino de todo un pueblo, y del compromiso inclaudicable de esas tenaces luchadoras: las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, símbolo e inspiración para las generaciones presentes y venideras. Hoy nuestra sociedad exhibe un respeto irrestricto de los derechos y libertades públicas, una decidida negativa a apelar a la represión como herramienta de resolución de conflictos, un avance constante en materia de inclusión, de igualdad de género, de lucha contra toda forma de discriminación. Digo esto aún siendo plenamente consciente de las numerosas deficiencias que reclaman mejoras, reformas y atención urgentes: estado de las cárceles, de las comunidades campesinas y pueblos originarios, falta de adecuada protección ambiental, desamparos persistentes de ciertas franjas de la población, trata de personas, etc. A pesar de tales deudas, se vive una primavera de libertad y derechos que sólo quienes padecimos dictaduras aberrantes podemos valorar en toda su dimensión. Y es una señal venturosa que haya millones de jóvenes que sólo conocen la dictadura por la referencia de sus mayores o sus maestros. Pero no debemos caer en la ingenuidad de suponer que estas conquistas se realizan de una vez y para siempre. Sobran ejemplos de lo contrario. Con lamentable frecuencia, sociedades que parecían muy apegadas a la legalidad retrocedieron de golpe a extremos inconcebibles de barbarie. La historia del siglo XX, con sus dos Guerras Mundiales y sus decenas de conflictos armados, sus múltiples genocidios, bombas atómicas y misiles, bastaría por sí sola para convencernos. Nuestra Patria nació a una existencia independiente bajo los auspicios de la Ilustración y el respeto a los derechos que proclamaban próceres como Belgrano, San Martín, Castelli, Moreno, Monteagudo. Belgrano emancipó a los indios de las Misiones; Castelli a los del Alto Perú; el Primer Triunvirato dictó el decreto de seguridad individual; la Asamblea del Año XIII abolió la Inquisición, prohibió la tortura, quemó sus instrumentos en la plaza y dispuso la libertad de vientres; y todos los proyectos constitucionales argentinos contienen elocuentes declaraciones de derechos. Sin embargo, la práctica renovada de la tortura, el exterminio del bando rival, la destrucción de los indios en vez de su integración, la persecución y masacre de trabajadores, signaron con su ferocidad la vida nacional. La Constitución de 1853, que recogió los más nobles principios de tutela de los derechos individuales, fue una y otra vez pisoteada por golpes de estado, desconocida por gobiernos abusivos o abrogada por prácticas monstruosas. Nos cupo el triste privilegio de ser el país de la picana eléctrica: invento argentino más exitoso que el dulce de leche. Un jefe policial -hijo del poeta Leopoldo Lugones- descubrió que ese instrumento, tan útil para arriar vacas, tambien podía serlo para arriar obreros díscolos y anarcosindicalistas... La patria del humanitario Belgrano, del esclarecido Moreno, del pacifista Alberdi, fue tambien escenario tortuoso de dictaduras militares, de los bombardeos a Plaza de Mayo, de la desaparición forzada de personas... Décadas de regímenes de facto dejaron un persistente autoritarismo cultural que se manifiesta en la violencia de género, en el racismo desembozado que califica de "negros" a los sectores de menores recursos o a los inmigrantes, en el odio a quien es diferente, en la añoranza de la "mano dura", la tortura o la pena de muerte. Aflora tambien en el discurso social cavernario de los medios masivos de comunicación alrededor de la llamada "inseguridad", utilizada como excusa para la criminalización de los sectores más humildes y de los jóvenes. De allí la enorme importancia de la promoción y difusión de los derechos humanos en todos los niveles de la enseñanza y en todas las acciones de los poderes públicos. Porque no basta haber alcanzado conquistas estimables; no basta tener leyes protectoras de derechos; no basta sostener el sistema democrático durante tres décadas. La historia nos enseña que las mayores conquistas pueden ser desbaratadas en momentos de crisis, desesperación o locura colectiva. Los derechos humanos son la más alta conquista de la conciencia jurídica de la Humanidad; cada derecho conquistado, lo fue a un enorme costo de luchas y de sangre. Y sin embargo, son conquistas sumamente frágiles. Muchas veces se perdieron y se pueden volver a perder. En una de las primeras actividades de difusión que me tocó organizar hace muchísimos años, uno de los panelistas, el recordado profesor Alfredo Bravo (fundador de APDH y ex desaparecido) dijo palabras que me gusta repetir: "una de nuestras tareas es crear una verdadera cultura de los derechos humanos". Algo similar solía expresar el padre ideológico de nuestra Constitución: Juan Bautista Alberdi. A pesar de haber sido quien más insistió en la necesidad de una ley suprema, Alberdi no era, como suelen ser los juristas, un fetichista de las normas. No pensaba que las normas alcanzaran por sí solas para transformar la sociedad. Por el contrario, estaba convencido de que las transformaciones perdurables sólo pueden realizarse mediante procesos sociales y culturales profundos. E insistía: la paz, la libertad y los derechos no viven en los textos legales. Viven en el corazón del pueblo, o no viven en parte alguna. Por eso la lucha por los derechos exige crear un cambio de conciencia. Los derechos deben hacer carne en la sociedad para ser realmente efectivos y perdurables. Si no, serán conquistas efímeras, que tan pronto pueden ser respetadas por un gobierno como destruidas por otro. Los momentos históricos favorables para la expansión de derechos, como el actual, deben ser aprovechados a fondo para la generación de la máxima conciencia popular posible, de modo tal que ni siquiera abruptos retrocesos en la marcha de la Historia basten para desvirtuar lo alcanzado. Como militante, no puedo menos que celebrar y apoyar los esfuerzos del Estado y la sociedad civil para consolidar una cultura de los derechos humanos. En esta tarea, incumbe a la Provincia de Buenos Aires un rol fundamental, por ser la más poblada del país y por su carácter de reservorio histórico de los más fecundos movimientos populares.

No hay comentarios:

DISCAPACIDAD y DDHH

DISCAPACIDAD y DDHH
"La proteccion e inclusion de las personas discapacitadas no es una dádiva sino una obligacion del Estado" señaló Garin en su disertación en la feria del libro de Lanus, por invitación de la Union de Trabajadores Discapacitados.

EN FERIA DEL LIBRO DE JUNIN

EN FERIA DEL LIBRO DE JUNIN
Invitado por Patricio Diaz y Olga Prieto, con el auspiciod el Credicoop, Garin destacó el humanitarismo de Belgrano y su defensa de los derechos humanos.

EN CTA LOMAS

EN CTA LOMAS
Garin presentó su Manual Popular en la Cta de Lomas de Zamora, con la presencia de numerosos militantes sociales, ocasión en que reiteró sus críticas al intento de reavivar la "maldita policía" y las contravenciones por parte del Ministro de Seguridad bonaerense Carlos Stornelli. Asimismo homenajeó al Dr. León Zimmermann, "mi maestro y quien inició la lucha contra el gatillo fácil en Argentina".

EN LA QUINTA DE PERON

EN LA QUINTA DE PERON
Charla debate sobre DICTADURA, GRUPOS ECONOMICOS Y MEDIOS DE COMUNICAICON organizada en la Quinta 17 de octubre de San Vicente por la Nueva Juventud, con la participacion del intendente Di Sabatino y los panelistas Taty Almeida, Dr. Hugo Cañon, Agustin Centrangolo y Javier Garin

EN LA PLATA

EN LA PLATA
Junto a Estela de Carlotto, Guido Carlotto y Mario Oporto en la Gobernación bonaerense

EN ENTRE RIOS

EN ENTRE RIOS

EN TV SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO

EN TV SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO

DISERTANDO EN IMPORTANTE JORNADA DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA UNLZ

DISERTANDO EN IMPORTANTE JORNADA DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA UNLZ
Garin denunció el incumplimiento del estado argentino de su obligación de combatir la violencia de género segun la Convención de Belem do Pará.